lunes, 17 de agosto de 2009

VEINTE PREGUNTAS PARA ABM

A PROPÓSITO DEL ARTÍCULO TITULADO:

¿HASTA CUÁNDO HABRÁ QUE CALARSELA?



Respetado profesor
Dr. Agustín Blanco M.

Le escribo desde mi estudio, rodeado por seis de mis alumnos del doctorado que amanecieron acá ejercitándose en esa actividad tan extraña a ellos que se llama 'lectura programada', y con quienes leí en pantalla su artículo de hoy sábado en El Universal. Me hago eco de las preguntas que surgieron a propósito de la lectura y las reproduzco acá, democráticamente. Están formuladas por ellos en el mismo orden de sus planteamientos.

La elaboración de estas preguntas constituyó un ejercicio de síntesis para el análisis de probables y posibles escenarios políticos (actividad concomitante con otro artículo suyo, del que ya le hablé), pero en modo alguno constituyen un compromiso de respuesta porque ello sería una desconsideración hacia Usted. A continuación, las 20 interrogantes de los doctorandos:

1.- ¿Cuál sería la estrategia política requerida para que 'las oposiciones' consolidadas en un bloque, enfrenten asertivamente los desafueros del régimen?

2.- Si oficialismo y oposiciones se dan la mano para detentar, alternativamente, el poder ¿Cuál es la alternativa política que le queda al país?

3.- ¿Están 'las oposiciones' en una posición reactiva permanente? ¿Cuál actitud deberían asumir para transitar hacia lo políticamente propositivo?

4.- ¿Cuáles serían las características ideales de una oposición para evitar que su lucha política, al enfrentar al régimen, obvie sus actuales errores estratégicos ?

5.- Cuando Ud. afirma que a las oposiciones para nada interesa tocar el fondo de los asuntos políticos del país... ¿Las condena indefectiblemente o les otorga alguna posibilidad de remisión histórica?

6.- Si las partes (entendemos gobierno y oposiciones) han ejercido al mando-poder y por ello no pueden permitir que el mismo pueda pasar a unas terceras manos o fuerzas. ¿Cuál es la espectativa de progreso político que tiene el país?

7.- ¿Cómo y sobre cuáles bases ideológicas podría surgir esa 'fuerza nueva' que Ud. menciona, y a la que atribuye la capacidad, contenido y perspectivas propias del colectivo?

8.- Si el tradicional frente constituido por gobernantes y opositores que se turnan en la detentación del poder queda anclado en la historia. ¿Cuál es el modelo social y político que daría convenientes respuestas a esa población, que de acuerdo con Usted, ha llegado a la convicción de que su porvenir no puede estar unido a esos polos ?

9.- Visto en una perspectiva hacia el futuro inmediato ¿Cuáles pasos cree Usted que tendremos que dar la presente generación para que surja esa nueva realidad humano-material sobre la cual se desarrollarará una historia bien alejada de la pesadilla que hoy nos toca padecer?

10.- ¿Cuáles son los pasos que debemos dar que nos permitirán la realización de una nueva historia?

11.- Si las proposiciones históricas del positivismo ya no son válidas ¿Cuál es la orientación filosófica que nos permitirá surgir como colectivo-país?

12.- ¿Cuáles son las herramientas esencialmente culturales que le permitirán al colectivo crear, innovar, planificar y construir? ¿Cómo podría articular el colectivo esas herramientas con la recientemente aprobada Ley Orgánica de Educación?

13.- ¿Cómo se viabiliza la 'ruptura-deslinde' que Usted propone?

14.- ¿Sólo y únicamente en la conciencia del colectivo está el porvenir de Venezuela? Si en verdad ha llegado el fin de la rotación del mando-poder conocido hasta hoy ¿Cuál es el proyecto político que, a su entender, asoma en el horizonte histórico?

15.- De acuerdo con todos los pulsos de opinión, la aprobación a la gestión de Chávez aún tiene guarismos por encima del 40% ¿Qué le impulsa a afirmar que existe una mayoría que decidió no avalar 'el juego y disfrute' de los monstruos y trazar nuevos parámetros? ¿Sobre cuál base filosófica se haría esa ..."historia de verdaderos humanos individuales con capacidad para alcanzar la condición de colectivo creador, solidario y trascendente"?

16.- ¿Qué necesitamos, los venezolanos, para emprender el camino hacia esa historia diferente?

17.- ¿Podrán 'los neutrales' convertirse en una fuerza política en Venezuela, de tal magnitud e importancia, que impida en un futuro posible, el retorno de esos credos y posiciones que, de acuerdo con Usted,... "hacen de la infamia su máxima credencial"?

18.- ¿Cómo y con cuáles parámetros definimos una política de y para la sociedad, que pueda evidenciar en el corto plazo, el desmontaje definitivo de la maquinaria de violencia y destrucción?

19.- ¿Cuál proyecto de país nos permitirá convocar a la sociedad a re escribir su historia, para que nunca más padezca las miserias de una revolución petrodolarizada y bolivariana?

20.-Si ese 'proyecto-país' no es, como afirma una "nueva revolución", entonces... ¿Cómo implantar -sin 'revolucionar' el status quo- esa sociedad de posibilidades? ¿De qué manera podemos realizar ese 'deslinde radical' con todo lo que signifique destrucción?

Si está en su ánimo, me sería muy útil conocer su apreciación evaluativa sobre la pertinencia -o impertinencia- global de las interrogantes. Ello me permitiría tener desde otra perspectiva (la suya) una evaluación sobre la profundidad y la solidez cognitiva del grupo.

Con las gracias adelantadas, me repito de Ud.

Atentamente;

Andrés Simón Moreno Arreche
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jueves, 25 de junio de 2009

LUIS MARÍN - RÉQUIEM POR LA UNVIERSIDAD



La institución universitaria es asediada por varios flancos a la vez, a la vista de todos, sin que el orden en que se mencionen estos ataques implique una valoración de su gravedad o importancia.

Primero, está el tema de la ingobernabilidad, en el que intervienen, desde dentro, grupos armados de estudiantes, elementos del Cuerpo de Vigilantes, sindicalistas, combinados con elementos externos, motorizados y delincuencia común, todos con el fin de que sean las mismas autoridades universitarias quienes se vean forzadas a pedir la intervención de la fuerza pública para restablecer el orden interno.
Pero como quiera que la comunidad universitaria no se dejará arrastrar por ese camino, entonces vienen las manifestaciones orquestadas desde afuera, pidiendo una nueva Ley de Universidades, el replanteamiento de la autonomía, una “constituyente universitaria”, lo que llaman “acceso irrestricto” a la universidad y sin más tapujos, plantean la necesidad de que la universidad se ponga al servicio de la construcción del socialismo.

Ninguno de estos puntos resiste el menor análisis crítico. Comenzando por el último, la institución universitaria no tiene porqué estar al servicio de ningún proyecto político particular, tanto menos si es un proyecto personalista. Eso es contrario a la idea misma de universidad, que supone apertura a todas las corrientes del pensamiento, consideración de todas las opciones y la creación de otras nuevas.

El acceso irrestricto a las aulas universitarias no sólo es imposible sino incluso indeseable desde cualquier punto de vista. En 60 años de comunismo en China y 50 en Cuba, no hay noticia de que en estos países haya acceso irrestricto a la educación universitaria, al contrario, son los países con la más abismal disparidad de proporción entre la población general y la población universitaria, siendo tan distintos, salvo el hecho de ser comunistas.

Pero lo más importante es que esta disparidad no es más significativa que la que pueda existir entre la población general y el número de escritores, poetas o artistas plásticos, con todo lo útiles y respetables que éstos nos puedan parecer; pero a nadie se le ocurre que todo el mundo tenga que ser saltimbanqui o volatinero. En estos casos se reconoce que se requieren cierta vocación, interés, ánimo, disposición propia y talento personal para dedicarse a lo que sea que uno se dedique, sin desmerecer a los demás y sin entrar en consideraciones acerca del mercado profesional.

Dicho con palabras más crudas: concentrar las opciones personales de una colectividad en el acceso a las universidades autónomas es una falacia y como ocurre con todas ellas, además de la percepción distorsionada de la realidad, conducen a evaluaciones erróneas y soluciones equivocadas.

La “constituyente universitaria” no puede interpretarse sino como un lapsus calami, porque las asambleas constituyentes sólo tienen como finalidad redactar una Constitución y la universidad no se rige por ningún instrumento jurídico semejante.

Lo que esta propuesta pone de relieve es la manera como el chavismo interpreta la expresión “constituyente”, esto es, como una suerte de caída y mesa limpia, para dejar fuera de juego a los poderes establecidos y concentrar todo el poder en una instancia extra legal, vale decir, no sometida a ley alguna. Idénticamente el mismo sentido que le atribuye el general Baduel a su llamado reiterado a “constituyente”, una forma de revocar el mandato de todos los poderes públicos ahora en funciones.

El instrumento que sí existe es la Ley de Universidades y éste es otro punto de ataque, no por último menos relevante, porque por aquí es que se está fraguando la intervención de las universidades autónomas, por la vía de “replantear” la autonomía universitaria, que no puede ser “contrarrevolucionaria”.

Por autonomía siempre se ha entendido “auto legislación”, la facultad de dictar las propias normas, pero es más: el derecho a no obedecer sino las reglas que uno mismo se ha dado, lo cual implica participar en la elaboración de la legislación que va a regularnos.

La autonomía se ha extendido y especificado para manifestarse como autonomía política, que es auto dirigirse, nombrar las propias autoridades; autonomía administrativa, que es obtener y distribuir los recursos según el propio criterio o definir el orden de prioridades sin interferencias extrañas; autonomía académica, que implica desde el diseño curricular y los planes de estudio hasta la libertad de cátedra; sin que estas excluyan otras formas de autonomía digamos “territorial” en el campus universitario que es el ámbito espacial de desenvolvimiento de todas las demás, incluyendo la seguridad de personas y bienes.

La autonomía no es sólo una garantía para el funcionamiento libre de la universidad y para el desarrollo de la enseñanza y la investigación, sino que es condición sine qua non para que pueda hablarse de universidad, no en balde se ha dicho que atiende a su esencia, al punto que sin autonomía habrá otra cosa pero no hay “universidad”.

De manera que la autonomía no es negociable ni está sujeta a discusión, como no pueden estarlo la libertad o los derechos humanos, que son conquistas universales no renunciables, por lo que atacarla es inaceptable y no es una posición respetable.

DIÁLOGO. Generalmente se mencionan por lo menos dos condiciones para que exista algo que merezca tal nombre: la veracidad y la sinceridad. Y esto es elemental, porque no se concibe ni siquiera una charla con un mentiroso contumaz, con alguien por definición indigno de confianza, con quienes tanto menos se puede llegar a acuerdos que se sabe de antemano que no se van a cumplir.

La sinceridad presupone adhesión a los principios que inspiran el diálogo, porque no tiene sentido exigir adhesión a unas propuestas que en realidad no se profesan. Este punto ha sido suficientemente reiterado por las autoridades de la UCV en relación al problema del voto, que se quiere exacerbar en las universidades autónomas, pero que no se practica en absoluto en las universidades oficiales, donde no se elige a nadie y el derecho al voto prácticamente no existe.

El voto ha sido desvirtuado por el régimen reinante en dos sentidos totalmente opuestos, por un lado, utilizándolo para fines que no le corresponden, sometiendo a elección cuestiones no elegibles y por el otro, esterilizándolo o haciéndolo inútil al punto de que en la propuesta del 2D se asentaba constitucionalmente que el “poder popular” no nace del sufragio “ni de elección alguna”.

En el caso de las universidades se trata de generar confusión mediante argumentos falaces y descarnadamente demagógicos, usando la primera fórmula, la exacerbación del voto. Así como los profesores eligen a sus representantes gremiales, los estudiantes a su vez los suyos, los empleados y obreros a sus sindicatos, sin que nadie pretenda derechos en las elecciones de los otros, la universidad, que es una comunidad compleja, elige a sus autoridades en el claustro, formado por una representación de profesores y estudiantes que ciertamente se ha venido complicando con el tiempo, pero animada siempre por el deseo de conciliar el mayor consenso con un equilibrio que no pierda de vista de que se trata de una comunidad académica.

La incompatibilidad real entre el principio de la mayoría con los mecanismos académicos que toman en cuenta otros criterios como el escalafón, antigüedad, dedicación, concursos y la jerarquía del conocimiento, que implican valores que no están sujetos a un escrutinio mayoritario, pone de relieve la falacia democrática con la que convivimos cotidianamente (de que la mayoría es todo) hasta que algún incauto tiene la osadía de ponerla a prueba.

Los mecanismos de cooptación no son originarios de la universidad, sino que provienen de la Iglesia y de las Fuerzas Armadas, que son el modelo de toda jerarquía burocrática. Y así como los que le enrostran a la universidad (pero sólo a las autónomas) una votación universal y sin distingo para elegir a sus autoridades tienen una magnífica oportunidad para exigirle lo mismo a las FFAA (y no lo hacen), por lo menos deberían practicar lo que predican y elegir ellos mismos a sus autoridades o a quien sea que los dirija.

Mientras tanto, las comunidades académicas pueden aprovechar la movida para explicitar sus valores sin ningún complejo y de paso pagar una deuda pendiente con la sociedad toda, algo que sí forma parte de sus competencias: delimitar otra vez, como un asunto de la mayor urgencia, para qué sirve y para qué definitivamente no sirve el voto.

Por ejemplo, así como el voto no sirve para resolver controversias en materia de conocimiento científico, ni para cuestiones de valores, de religión y conciencia moral, tampoco sirve para dejar sin efecto derechos humanos universalmente aceptados, como el derecho de propiedad, igualdad ante la ley y a ser juzgado por sus jueces naturales, cosas que parecieran estar en la mente no sólo de militares conspiradores sino también de algunos sacerdotes.

Hay que decirles que no basta con “preguntarle a la gente” si están de acuerdo o no con alguna medida para que ésta se convierta en válida como por arte de magia, sino que hay que pasearse muy bien por su contenido y sobre todo por sus consecuencias, porque no siempre “la mayoría” está en condiciones de apreciar estos aspectos de las cuestiones que se le someten a “opinión” y de hecho, no siempre saben lo que les conviene.

Hay que denunciar a las encuestadoras que constantemente someten a juicio de “opinión” cuestiones que son de “valor”, como si todo fuera igual y equivalente a preferir una marca de refresco o un candidato respecto de otro cualquiera.

Por ejemplo, no se puede someter a una encuesta si la gente está de acuerdo con que cierren a Globovisión, como lo hicieron con RCTV, porque nadie tiene derecho a violar los derechos de los demás, ni siquiera la mayoría; por este camino se va a encuestar si la gente está de acuerdo con el exterminio de los judíos o con la abolición de la propiedad privada de la tierra o de los medios de producción.

Como quiera que no existe posibilidad alguna de que el régimen vaya a renunciar a sus propósitos de imponer un sistema totalitario castrocomunista, no puede sino concluirse que las agresiones contra las universidades van a continuar (como contra todo el sistema educativo) para convertirlas en heraldos de la revolución, en fábricas del “hombre nuevo”.

Porque lo que estos militares conspiradores no pueden soportar son autoridades que no sean subordinados, esto es, agentes que reciban órdenes y tengan como el mayor motivo de orgullo la obediencia irrestricta, según aquella repugnante consigna: “¡Comandante en Jefe, ordene, ordene, ordene!”

Ciertamente la universidad tiene un compromiso con el país y con la sociedad a la que se debe, que es consustancial a su supervivencia y puede resumirse en muy pocas palabras: decir la verdad.

Claro que, como siempre ha sido, esto acarrea la amenaza de crucifixión, por lo que tendrá que elegir: si morir en la negación de su propia esencia o dar un ejemplo que quizás la lleve a vivir para siempre.


Luis Marín
24-06-09
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jueves, 16 de abril de 2009

REINICIAMOS EL DEBATE EN HISTORIA ACTUAL DOS


Con la reproducción del mensaje que diera el presidente norteamericano Barack Obama, a propósito de la Cumbre de las Américas, publicado por el New Herald en la fecha de hoy, reiniciamos el debate planteado en Historia Actual Dos. Aspiramos que cada uno de estos textos sirva para abrir una discusión que afine nuestra capacidad de percibir la realidad, aprehenderla en sus verdaderas raíces y a partir de ella, hacer propuestas, generar ideas, estimular un nuevo pesamiento que tenga como meta avanzar hacia un porvenir distinto a este presente de desesperanzas y devastaciones, que prevalece hoy.

Con esa intención colocamos este texto de Obama. Habrá una real disposición a trazar una política diferente respecto al continente americano y al mundo? Se abrirá una nueva perspectiva a la histórica relación de dependencia y dominio que ha ejercido el imperio norteamericano sobre esta región del planeta? Importante observar, conocer, opinar para convertirnos en verdaderos actores en estos tiempos difíciles. MS

 
Al acercarse la Cumbre de las Américas, nuestro continente enfrenta una opción clara. Podemos superar los desafíos que compartimos con un sentido de unión en este propósito común o podemos seguir enfrascados en los trillados debates del pasado. Por el bien de todos nuestros pueblos, debemos optar por el futuro.

Con demasiada frecuencia Estados Unidos no ha buscado ni mantenido relaciones estrechas con sus vecinos. Nos hemos dejado distraer por otras prioridades, sin darnos cuenta de que nuestro progreso está directamente vinculado al progreso en todas las Américas. Mi gobierno tiene el compromiso de renovar y mantener relaciones más amplias entre Estados Unidos y el resto del continente por el bien de la prosperidad y la seguridad comunes.

Ya hemos comenzado a avanzar en esa dirección. Esta semana enmendamos una política hacia Cuba que durante décadas no ha logrado promover libertad ni oportunidades para el pueblo cubano. En particular, la prohibición de que los cubanoamericanos visiten a sus familiares en la isla o les envíen dinero no tenía ningún sentido, especialmente tras años de dificultades económicas en Cuba y los devastadores huracanes del año pasado. Ahora esa política ha cambiado.

La relación entre Estados Unidos y Cuba es ejemplo de un debate que con frecuencia no sale del siglo XX. Para hacer frente a la crisis económica no es necesario debatir si es mejor una economía rígida y dirigida por el gobierno o un capitalismo desenfrenado y sin reglas; es necesario tomar medidas pragmáticas y responsables que promuevan la prosperidad común. Para combatir la criminalidad y la violencia no es necesario debatir si la culpa la tienen los paramilitares de derecha o los insurgentes de izquierda; es necesaria la cooperación práctica para fortalecer la seguridad común.

Debemos optar por el futuro en vez del pasado, porque sabemos que el futuro ofrece enormes oportunidades si trabajamos juntos. Es por eso que líderes desde Santiago de Chile y Brasilia hasta la Ciudad de México se concentran en una renovada alianza en las Américas para que logre avances en asuntos fundamentales como la recuperación económica, la energía y la seguridad.

No hay tiempo que perder. La crisis económica mundial ha perjudicado mucho al continente, particularmente a los habitantes más vulnerables. Años de progreso en el combate de la pobreza y la desigualdad ahora están en juego. Estados Unidos trabaja para promover la prosperidad en el continente impulsando su propia recuperación. Al hacerlo, ayudaremos a estimular el comercio, la inversión, las remesas y el turismo, que le dan una base más amplia a la prosperidad común.

También necesitamos actuar colectivamente. En la reciente cumbre del G-20, Estados Unidos prometió buscar casi $500 millones en asistencia inmediata a las poblaciones vulnerables, y a la vez trabajar con nuestros aliados del G-20 para asignar recursos considerables para ayudar a los países a sobrellevar momentos difíciles. Hemos exhortado al Banco Interamericano de Desarrollo a que maximice los préstamos para reanudar el flujo de crédito y estamos listos para examinar la necesidad y capacidad futura del BID. Además, trabajamos para implementar normas estrictas y claras apropiadas para el siglo XXI para evitar los abusos que han causado esta crisis.

Para hacer frente a esta crisis debemos establecer nuevas bases para la prosperidad a largo plazo. Un sector que promete muchísimo es la energía. Nuestro continente tiene abundantes recursos naturales que pueden producir abundante energía renovable de manera sostenible y, a la vez, generar empleos. Mientras tanto, podemos hacer frente al cambio climático que amenaza con elevar el nivel del Mar Caribe, afectar los glaciares andinos y producir potentes tormentas en la costa del Golfo de Estados Unidos.

Juntos, tenemos tanto la responsabilidad de actuar como la oportunidad de dejar un legado de mayor prosperidad y seguridad. Es por eso que deseo crear una Alianza de las Américas para la Energía y el Clima que nos ayude a aprender a unos de otros, compartir tecnología, potenciar la inversión y sacar el provecho máximo a nuestra ventaja comparativa.

De la misma manera que promovemos la prosperidad común, debemos promover la seguridad común. Demasiadas personas en nuestro continente viven con temor. Es por eso que Estados Unidos respalda firmemente el respeto al Estado de Derecho, el cumplimiento de la ley y el fortalecimiento de las instituciones judiciales.

La seguridad pública debe promoverse a través del compromiso de aliarnos con quienes combaten valientemente a los carteles de drogas, las pandillas y otras organizaciones criminales en todas las Américas. Y debemos empezar por casa. Si reducimos la demanda de drogas y restringimos el flujo de armas y grandes cantidades de dinero en efectivo a través de nuestra frontera sur, podemos promover la seguridad en Estados Unidos y en otros países. De cara al futuro, mantendremos un diálogo duradero con los demás países del continente para desarrollar prácticas óptimas, adaptarnos a nuevas amenazas y coordinar nuestros esfuerzos.

Finalmente, la cumbre ofrece a todos los líderes democráticamente electos la oportunidad de reiterar los valores que compartimos. Nuestros países han emprendido sus propios caminos democráticos, pero debemos estar unidos en el compromiso con la libertad, la igualdad y los derechos humanos. Por eso anhelo que llegue el día en que todos los países de las Américas puedan ocupar su lugar en la mesa conforme a la Carta Democrática Interamericana. Y así como Estados Unidos persigue ese objetivo en su acercamiento al pueblo cubano, esperamos que todos nuestros amigos en las Américas se nos unan para apoyar la libertad, la igualdad y los derechos humanos de todos los cubanos.

Esta cumbre ofrece la oportunidad de un nuevo comienzo. El impulso de la prosperidad, la seguridad y libertad de los pueblos de las Américas depende de actualizar las sociedades del siglo XXI sin adoptar las posturas inflexibles del pasado. Ese es el liderazgo y la colaboración como socios que Estados Unidos está listo para asumir. 

Publicado el jueves 16 de abril del 2009
Reproducido por Luis Montes 

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